7 de junio de 2012

Regreso al Pasado


Cuando sientes que vas a estallar. Esas veces en que el dolor te supera, te rebasa, y quisieras escapar, huir muy lejos, donde los fantasmas del pasado no te persigan. Porque hubo un día en que, ilusa de ti, te creíste libre, te viste feliz y dijiste: será para siempre. Podría, pero tú le dejaste volver a tu vida. Decidiste olvidar que nunca nadie osó jamás hacerte tanto daño y ahora vuelve con toda su fuerza y su rabia y te hace pagar ese olvido. Te drogaste con promesas, promesas de cambio y una vida mejor, promesas que afirmaban que nunca se repetiría, que algo invadió su mente y le impidió pensar con claridad. Ingenua, ¿cómo tuviste la fe suficiente de creer algo tan estúpido? ¿Cuántos conoces que hayan cambiado? Aprenderás, una vez más, a base de sufrimiento. Créeme, acabará por pasar, pero mientras eso sucede... Disfruta de tu dolor.


[ Bienvenida a la repetición de los últimos meses de 2011 ]

5 de junio de 2012

Demonios del Pasado

Demonios, todos aquellos que luchaste por olvidar vuelven a ti disfrazados de abuelita, y no te dejan advertir el lobo feroz que se esconde debajo de esas ropas con olor a naftalina. Te dejas embaucar, te engañan, crees que esta vez será diferente, y luchas por aferraste a esa idea. Pero un día, sin previo aviso, la peluca cana de la abuela te deja ver las raíces de un pelaje felino que, apenas perceptible, te hace ser consciente de que siempre ha estado ahí. 

Quieres huir, no puedes volver a ese mundo de pesadilla del que escapaste sin mirar atrás porque a cada día que pasabas en él te iba desgarrando poco a poco, quitándote la felicidad y la esperanza como si fuera un dementor.

Los demonios no se fueron nunca, siguen ahí, y han venido para intentar quedarse. Procura darle con la puerta en las narices, aunque tu remanso de paz solo te cause angustia, aunque el hogar este cada vez más lejano. Siempre queda la sombra de un árbol que te protege con su dríade. Busca ese tu árbol, y no te separes de su magia. Acabará por devolver tus demonios al baúl en que los encerraste.

Y ya no tendrás nada que temer.

[ Peor que sentirse fuera de lugar en tu propia casa ]