¿Por qué luchar por alguien que nunca lo hará por ti? Y piensas: la gente cambia, la gente se enamora, la gente se arrepiente, la gente enmienda sus errores. Sí, hay un pequeño porcentaje de gente que lo hace. Pero él no es uno de ellos. Él no lo haría por ti, no lo ha hecho nunca ni lo hará.
Así que una vez abres los ojos y tomas la decisión se abre una puerta sin retorno. Y ese pensamiento de "si él se lo ganara... si luchara un poco... Si demostrara..." desaparece. No hay nada que demostrar, ni que ganar, ni por lo que luchar. Ni nadie a quien merezca la pena echar de menos. Porque alguien que te hace tanto daño de forma consciente sin remordimiento alguno está ya demostrando algo: que no te quiere, que no le importas, que nunca sintió por ti ni la mínima parte que tú hiciste por él. Que le das igual.
Y ya no necesitas nada más. Cruzas el umbral, cierras la puerta y arrojas la llave al fondo de un lago al que sabes que jamás bucearás para buscarla. Porque ya no queda nada ni nadie a quien echar de menos. Porque tu misma te has dado cuenta de que ya no le echas de menos. Porque cuando piensas en él no te dan ganas de verle, ni de abrazarle, ni de dormir juntos.
Y entonces... Sonríes, levantas la cabeza, dejas que un rayo de Sol ilumine tu rostro... y echas a andar. A partir de ahora todo saldrá bien.
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