Todo lo que pudo haber sido y ya jamás será. Los planes que
no llegarán a cumplirse. Las promesas rotas. Lágrimas en vano. Miradas
perdidas. Sonrisas tristes. Humor agrio. Intentos por seguir respirando. Un dolor
punzante en el pecho. Dormir poco y mal. Sueños recurrentes en los que tu
subconsciente te traiciona. Deseos de cosas imposibles. Un silencio desgarrador. Obligarte a ti misma
a no pensar, ni a sentir, ni a recordar, y ni a llorar.
Sentir que te han arrebatado una parte de ti. Un vacío en el
estómago. O más bien un poco más arriba a la izquierda.
Dime, ¿alguna vez has querido tanto que quema? ¿Alguna vez has
echado tanto de menos que un nudo invadía tu garganta? ¿Alguna vez has sentido
un enorme vacío en el estómago durante días de pensar que lo más importante
para ti ya no te recuerda, ni te echa en falta, ni quiere saber de ti, ni te
quiere lo más mínimo, ni le importas?
Pues eso puede definir perfectamente el término “Tristeza”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario