6 de febrero de 2012

Los mejores regalos no los compra el dinero

Regálame la Luna, regálame el Sol, un año sin impuestos, un baile sabrosón, una sonrisa, una caricia envuelta en algodón. ¡Qué demonios! Los regalos no tienen por qué ser siempre caros o materialmente tangibles, sino imprevisibles, inesperados, algo en lo que nunca jamás hubiéramos pensado y que se originen, eso sí, en el corazón...

Decantémonos por obsequios invisibles pero cargados de emoción, como una cajita de cerillas vacía llena de besos de mariposa, un pañuelito de seda perfumado de amor, una rosa sin espinas, un escueto poema que rima, una mirada de deseo o un simple bombón. Regálame una tarde a solas o una piedra corazón, las niñas de tus ojos, agua de lluvia en un jarrón, rocío mañanero, un poco de romero, un pan moreno, una limpieza de boca o un osteópata bueno.

Regálame el oído con palabras sinceras y entenderé que no abras la cartera por mí ,que la pobre está a dos velas: regálame tu mirada sobre las cosas que amas, unas bolas chinas o una ensaimada. Regálame el mañana o un paseo por la playa, un tirabuzón de tu pelo o una canción de tu abuelo, una foto recuerdo, un delicioso caramelo, el test de mi ADN o bautiza con mi nombre una estrella en el cielo. Regálame calor que tengo que tengo frío, una espiga de trigo, un reloj sin agujas, un secreto escondido...

Regálame ternura envuelta en terciopelo, un pastel casero, un dulce te quiero, un libro en blanco, un sueño despierto o una almohada rellena de sueños. Regálame tiempo para gastar juntos, un acorde menor o un buen puchero. Regálame cariño como si fuera un niño, un regazo materno o un achuchón. Regálame tu mano en mi cintura o un beso en el cuello. Regálame turrón con jamón o un vibrador del amor, y si no simplemente buena intención.


[ Los mejores recuerdos... Son los que no se pueden explicar ]

No hay comentarios:

Publicar un comentario