Supongo que es cuestión de principios. Cometes ese gravísimo error que todos hemos cometido alguna vez: elegir a quien amas sobre los que quieres. Y todo se va al garete, porque luego llegan las consecuencias de ese error. Y no son un par, no no, son una cadena que no parece que vaya a terminar. Vas a estar pagando un error durante quizá meses, porque fuiste lo suficientemente gilipollas de dejarte llevar por un sentimiento y dar todo por quien jamás dará una pizca por ti.
Es curioso, no te arrepientes de dar. Llega un momento crítico en la vida de toda persona en que debe aceptarse como es. Y tú, pequeña, eres así de gilipollas. Te enamoras o quieres a alguien más de la cuenta y lo das todo por él. Da igual el daño que te cause, da igual lo que pierdas en el camino, tú lo das y cuando lleguen los problemas ya pensaremos lo que hacer. Muy bien dicho. Mucho mejor hecho. Ahora que te jodan. Te quedas sin chico y tu vida se desequilibra por completo. Nevermind, empecemos una nueva. Sí, sí, si empezar una nueva está muy bien. Lo que tú no has pensado es que las consecuencias de aquel error que ahora ves tan lejano te van a estar persiguiendo en tu día a día hasta mayo, quizá junio. Tú te lo has buscado.
A veces tomamos una decisión que trastoca todo nuestro futuro. Como diría Coehlo: "No es lo que hiciste en tu vida anterior lo que afectará al presente. Es lo que haces en el presente lo que redimirá el pasado y, lógicamente, cambiará el futuro."
Al final, de todos los errores se aprende, qué le vamos a hacer, siempre acabamos aprendiendo a base de palos. Yo he sacado en claro que jamás volveré a elegir a un chico por encima de los que más me importan. Cuestión de prioridades. El amor nos hace irracionales, estúpidos e ilusos, y dejarse llevar... siempre sonará demasiado bien.
[ Trucos fáciles para días duros ]
No hay comentarios:
Publicar un comentario